BENIMELI – SIERRA DE SEGÀRIA

 

 

FECHA: 26/05/2012

 

SENDERISTAS: Pilar, Eva, Ramón, Ángel y Vicente Cereza

 

RUTA: Benimeli – Sierra de Segària

 

RESEÑAS UTILIZADAS: mapa y conocimientos propios

 

 

 

 

 

 

 

CRÓNICA

 

 

                Partimos de la gasolinera de Chirivella a las 8 de la mañana en un único vehículo, esta vez éramos 5 personas, algo menos de lo habitual. Por el camino, a la altura de Favara, tuvimos que hacer un pequeño... o mejor dicho gran desvío debido a un accidente que bloqueaba la carretera. El desvío por lo menos tenía buenas vistas, rodeado de arrozales anegados de agua. Tras una media hora extra entre arrozales conseguimos llegar a la autopista y en poco tiempo a Ondara.

 

                Una vez en Ondara nos desorientamos un poco... pero allí encontramos a nuestro salvador... un hombre de pueblo en moto qué cuando le preguntamos por Benimeli enseguida dijo en su valenciano puro de pueblo: “Tireu darrere de mi!”. Nos escoltó hasta una rotonda y nos dio indicaciones de cómo acabar de llegar. La verdad es que se lo curró un montón y nos hizo pasar una situación que nos pareció divertida

Ya en Benimeli, dejamos el coche, tomamos un refresco en un bar y empezamos con nuestra ruta, que comenzaba en el mismo pueblo y rodeaba la Sierra de Segària para acabar de nuevo en Benimeli. Comenzaba con una pequeña subida que nos hizo sudar bastante por el calor que hacía, que seguro que había más de 30 grados. Una vez terminada la subida se observaban gran cantidad de pueblos en las montañas de alrededor y también habían una serie de pozas, aunque solo aptas para el baño de uno en uno (Ramón comentó un procedimiento de baño adaptado interesante!).

 

                Continuamos y esta vez había bastante más vegetación y además comenzaba una bajada hasta llegar a una acequia. En la acequia decidimos desviarnos un poco de nuestro camino e ir a visitar la Cova de Bolumini. Vimos una señal dónde decía que se encontraba a 390 m de distancia... así que nos pareció que eso estaba chupado y empezamos a subir... 100 m... 200... 300... 400.... así hasta unos 900... en una subida intensa y con intenso calor... todavía andamos buscando a la persona que hizo la señal jeje. Por suerte en toda la subida había un árbol que nos proporcionó un poco de sombra, era como un refugio en medio de Mordor. Una vez arriba visitamos la parte externa de la cueva, no nos adentramos mucho porque no llevábamos frontales. Se estaba muy fresquito allí, así que nos sentamos y nos pusimos a almorzar.

 

                Después de almorzar bajamos la pendiente que nos había causado estragos anteriormente y volvimos a la acequia en desuso. Estuvimos andando por la acequia que transcurría por la ladera de la montaña. La verdad es que, aunque una acequia de natural tiene poco, sí que me pareció muy original la idea de que la senda fuera un tramo por su interior. Tras abandonar la acequia llegamos al Parc Públic de Segària, una especie de albergue que estaba cerrado y que tenía un grifo que no pudimos abrir (el agua poco a poco iba escaseando.)

Nos hicimos un poco de lío con el camino, pues habían señalizaciones de la senda que se contradecían, así que tuvimos que empezar a dejarnos llevar un poco más por nuestro instinto y tiramos en un par de ocasiones campo a través hasta conseguir llegar a donde queríamos. Pasamos por delante de una cantera ya clausurada y un poco más adelante llegaríamos al Morro de les Coves, no sin ante una pequeña votación sobre qué camino seguir, votos anulados por un criadero de abejas por el camino que habíamos elegido. El mejor momento fue cuando llegamos al Morro de les Coves... llegamos a una cueva, con vistas al Montgó y que de su interior salía un aire fresco que ni el mejor aire acondicionado del mundo, no pudimos evitar quedarnos allí un buen rato disfrutando de esa corriente de aire.

 

                Una vez abandonamos la cueva empezamos una acusada subida, que duró una media hora, desde arriba vimos de lejos el pico del Penyaroja, que ya estaba a menos altura que nosotros, y una vez que acabamos de subir debajo de una sombra comimos, disfrutando de las vistas hacia el mar.

 

                La ruta ya era bastante más sencilla, ahora casi todo era bajada y al final llegamos a una fuente, la Font de Català, que por suerte tenía bastante agua, así que pudimos refrescarnos y recargar botellas

 

                Seguimos caminando bordeando la Sierra de Segària hasta llegar de nuevo a Benimeli, donde fuimos a un bar a tomar algo fresquito y bien merecido.